Neymar vive entre la camilla y la esperanza tras una rotura de ligamento en 2023. Ese pulso con el físico convive con su sueño mundialista final, mientras el reloj aprieta y los márgenes se achican.
La vuelta exige minutos reales, presión sin balón y continuidad a nivel de élite. Sin esas garantías, la Copa del Mundo 2026 puede abrirse sin Neymar, y su futuro en la Seleção quedaría atado a pruebas tangibles en cancha. No hay margen.
Golpes del cuerpo y del calendario, el desafío de Neymar para volver a la Seleção
Desde Qatar 2022, Neymar carga con golpes que condicionan su vuelta a la Seleção. En Montevideo, el 17 de octubre de 2023, sufrió una ruptura de ligamentos y daño meniscal con Brasil ante Uruguay, lesión que lo apartó durante meses. A sus 33 años, la Copa del Mundo 2026 aparece como meta, pero el calendario aprieta.
El historial de lesiones de larga duración exige una recuperación de ritmo progresiva, controlada por el cuerpo técnico médico para minimizar el riesgo de recaída temprana. Brasil tiene alternativas de nivel en ataque, lo que eleva el listón para su regreso, continuidad, minutos reales y pruebas de explosividad en amistosos y eliminatorias.
Es el peor momento de mi vida.
Neymar
¿Tiene sitio en el Brasil de Ancelotti? Competencia, ritmo y una carrera contra el reloj
En la proyección hacia 2026, la pregunta se repite ¿habría hueco para Neymar si el banquillo lo ocupa Carlo Ancelotti? Para entrar en esa lista, la exigencia de Ancelotti suele ser clara en sus equipos, con presión alta, esfuerzo sin balón y decisiones rápidas. Eso implica recuperar un ritmo competitivo alto antes de la convocatoria.
Además, la competencia en ataque no perdona. Vinícius Jr, Rodrygo, Raphinha, Martinelli y chicos que empujan desde la base mantienen viva la meritocracia. Si Neymar regresa con continuidad, eficacia y salud, su creatividad puede marcar diferencias; si la chispa no vuelve a tiempo, el plan táctico favorecerá perfiles más intensos y disponibles.
