Ángel Di María vuelve a su ciudad con la mira puesta en América y el deseo de cerrar el círculo deportivo. En Rosario Central la ilusión se palpa, el orgullo canalla arde.
Aporta jerarquía, experiencia y un ritmo competitivo que no se ha apagado. Ustedes perciben el peso de la Copa Libertadores en cada fecha, y el grupo pide líderes que ordenen y contagien ambición. En el regreso de Di María confluyen pertenencia, presente y hambre de título, con sesiones de trabajo y métricas de juego que lo sostienen. Ahora, ganar.
Regreso con sentido, calor de vestuario y orgullo canalla
De regreso a Rosario Central, Ángel Di María explicó que volvió por sentido de pertenencia y para pelear otra vez la Libertadores. El retorno es una promesa cumplida con su familia y con el club que lo formó, y resaltó el clima de vestuario unido que encontró, desde el cuerpo técnico hasta los juveniles.
El recibimiento fue emotivo y ruidoso en cada entrenamiento y partido, con el apoyo de la hinchada marcando el pulso del equipo. Ese impulso afecta al grupo, alimenta la identidad canalla y le devuelve a Di María la sensación de pertenecer plenamente a su casa deportiva.
Volví para jugar la Libertadores.
Ángel Di María
Impacto inmediato en la Copa, liderazgo y ambición continental
En su reaparición internacional con Central, Di María asumió la conducción y contagió jerarquía a los más jóvenes. Su liderazgo en cancha se percibe en cómo acelera o frena, en los cambios de orientación y en la pelota parada, detalles que ordenan al equipo y lo hacen competitivo.
La ruta inmediata transita por la fase de grupos de la Libertadores, con la mira puesta en clasificar y ganar confianza fuera de casa. El plantel habla de un objetivo continental claro : competir sin complejos, sostener la intensidad y llegar bien a las llaves eliminatorias para soñar con más.